Un fin de semana en Alemania

¡Hola soñadoras! Hace apanas dos fines de semana cruce la barrera de los treinta y para celebrarlo, mi chico me regaló un viaje de relax en el sur de Alemania, concretamente en Oestrich-Winkel, un pequeño pueblo a las afueras de Frankfurt. 

Fueron un par de días muy tranquilos, en los que disfrutamos de un lugar precioso junto al río Rin, en una zona rodeada de viñedos preparados para vendimiar. Fue allí donde empecé a tomar conciencia de que el otoño ya había llegado, y no solo porque esos días me costaron un buen resfriado, si no porque las horas de luz eran más cortas, los días grises, y al anochecer apetecía más disfrutar del hotel, que por cierto, esa fue la gran atracción del viaje. 

El encanto de Oestrich-Winkel 

Esta pequeña población es el corazón de la famosa región vinícola de Rheingau y alberga alrededor de 70 bodegas, más de 100 fincas y un area total de 900 hectáreas de viñedos. 

Como ya os he contado alguna vez, mi chico trabaja actualmente en el mundo del vino, después de dar un giro a su carrera profesional como investigador. Desde que se embarcó en esto, ha conseguido engancharme, me queda mucho por aprender pero ahora soy capaz de apreciar un buen vino y emocionarme con el proceso de elaboración. 

A pesar de ser una localidad muy pequeña, hay ciertos puntos de interés histórico como la la Basílica de St. Giles del siglo X en Mittelheim o la Iglesia gótica de San Martín en Oestrich. 

El hito de la ciudad es la grúa de carga de vino en las orillas del Rin desde el año 1745 y al norte de Winkel, se encuentra Schloss Vollrads, el único castillo con foso conservado de Rheingau, dos cosas que pudimos ver de paso pero no visitar y fotografiar con calma, dado que la lluvia no nos dejó. 

Outfit de otoño para hacer turismo

Era la tercera semana de septiembre y en Barcelona aún teníamos clima de verano para unos días, por ello, aún no había hecho cambio de armario, ni empezado a mirar prendas de nueva temporada. Tuve que ponerme las pilas cuando consulté la temperatura que haría ese fin de semana en Alemania, esa misma tarde me fui de compras. 

Tenía ganas de hacerme con alguna prenda estampada a cuadros y me enamoré de este pantalón de Stradivarius, me parece super versátil y muy práctico de encajar en distintos estilos, en esta ocasión, preferí que fuese en uno más casual con toque deportivo. 

Escogí también un jersey de punto fino en tono beige con detalles de botones en los hombros. Me gustó especialmente porque las mangas son de tres cuartos, y como tengo bastante costumbre de remangar siempre las que son muy largas, por comodidad, es una opción perfecta. 

Mis deportivas preferidas, que por cierto necesitan ya un cambio, y una cazadora vaquera fueron complementos muy acertados, y mi nuevo reloj Daniel Wellington, en dorado con esfera blanca y combinado con el brazalete, los accesorios ideales para dar un toque mas personal al look. 

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Nägler's Fine Lounge Hotel

Esta era la parte más importante del regalo. Rubén escogió para nosotros un hotel situado al borde del río Rin, rodeado de viñedos y con unas instalaciones realmente preciosas.

Nuestra habitación tenía una de las mejores vistas, súper cálida y cuidaba hasta el más mínimo detalle. Lo comprobaréis en las fotos que dicen más de lo que yo os podría contar.

El hotel cuenta con un centro de spa y solarium, gimnasio, terraza exterior, una amplia sala de estar para disfrutar de un buen libro, conectarse a internet o relajarse, y un comedor estupendo para el servicio de buffet libre en la hora del desayuno.

Pasé gran parte del fin de semana disfrutando del lugar, y sin duda, me vino realmente bien.

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¿Habéis estado alguna vez? 

Si os ha llamado la atención y queréis saber más, 

escribidme y os contaré todo lo que esté en mi mano.